Hay quienes aseguran que en el Cantón Balao rondaba el diablo y que por este motivo se hicieron ricas muchas personas, una de las leyendas relata a un empresario bananero que todas las madrugadas recolectaba hojas de cacao y las ataba en grupo de 100 para luego meterlas en un saco.
“Salía hacia la montaña y luego de dos horas regresaba con el saco, en cuyo interior no había hojas, sino dinero, mucho dinero”.
Muchos aseguran que cuando recién se creó el pueblo, en 1835, todas las noches se escuchaba un chiflido, “era el diablo que buscaba a las personas para llevárselas”.
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